viernes, 13 de marzo de 2009

Pensamientos del futuro I










Hoy que el país se debate entre buenos y malos, blancos y negros, pienso en lo que sucederá en un año más cuando tratemos de elegir a alguien que realmente entienda nuestras esperanzas y sueños.




Las esperanzas de que algo cambie en beneficio de todos nosotros y no de sus propias y egoistas pasiones.




Recuerdo que hace algún tiempo, cuando se debatía en el Congreso la Reforma Procesal Penal, que la pregunta del senador era: "¿me afecta en algo si apruebo o no este artículo?".




La esperanza, aquello por lo que Calaf estuvo dispuesto a morir, tiene un componente socio político de implicancias astronómicas.




Cuando Obama ganó la presidencia de los Estados Unidos, agradeció a todas las personas que en él confiaron, pero lo cierto es que acertó a fundar su campaña en otra cosa: la esperanza.




De hecho, su libro hace una defensa de ella en términos tales que el que lo lee adquiere la idea de que es posible vivir en función de ella.




Yo creo que la esperanza hace bien para el alma de los seres humanos. También pienso que puede hacer mal. Lo cierto es que tal vez sea fuente de vida y también de muerte.




Marcuse, desde la mirada del tánatos nos introduce en un aspecto que revela la esencia misma del hombre en cuanto ser: su irredimible tendencia a la "no vida".




Somos eros y también somos tánatos. Deseamos lo uno y lo otro. Eros es deseo puro. Tánatos es connatural al deseo. ¿Será que la vida se nos plantea equívoca en sus deseos?




Como animales superiores, pero animales al fin, deseamos y queremos aquello que no tenemos. En ese sentido se dice que amamos, porque se ama aquello que no se posee.




Pero, ¿qué anima entonces al hombre si es deseo? ¿La esperanza?




Pienso que la esperanza nos mantiene vivos. Mantiene nuestros reflejos listos para actuar. Atentos a lo que va a ocurrir.




Sin embargo, ¿qué es la esperanza, que tiene ese poder?




La esperanza es futuro y como tal carece de materialidad, pues se trata de un hoy que no ha sido aún. Por eso el miedo ejerce tanta fuerza sobre nosotros. El miedo no es más que una proyección de la mente hacia el futuro.




Tememos morir, por ejemplo, porque no sabemos lo que hay después de la muerte.




Para quienes nos declaramos agnósticos, existen ideas que no vale la pena analizar. Pensar en aquello que no tiene una explicación o si la tiene, posee tantos puntos de vista y teorías, que no tiene sentido pensar siquiera en ello. Es pérdida de tiempo y de energía.




Ahora bien, si la esperanza es la añoranza de algo que no existe y el sujeto que "espera" desea que eso se haga realidad y sea tangible, ¿por qué se mantiene, o vuelve a nacer una y otra vez?




Uno de los enigmas que Turandot le señala a Calaf tiene por respuesta precisamente a la esperanza, la que según la princesa de hielo muere cada noche, pero renace con cada rayo de sol.




Imagínemos por un momento que se tiene el poder de convencer en mérito de algo que no existe.




Eso es lo que hizo Obama y que lo tiene en la cima del mundo.




Nuestro país no puede caer en la idealización mediática de un sujeto que cumpla con cualidades sobrenaturales, v. gr. que sea vegetariano, que no beba alcohol o que no haya fumado nunca marigüana, porque ese sujeto es falso, no existe como persona más que en el discurso lógico de una propuesta basada en algo que no existe.




La oratoria -magia llamada por los eruditos- no consiste en otra cosa que lograr que el que habla de sí mismo sea interpretado como aquel que cumple con el molde que el escucha quisiera o anhelare tener.




Por ejemplo. "¡Conciudadanos, chilenos todos, quiero hablarles de los problemas de la gente!".




No es menor preguntarse: ¿Y quién es la gente?




¿Somos todos o es sólo el que habla?




No olvidemos que todas las grandes teorías parten de un mismo y singular hecho: la observación. De esa forma, si el que habla, previamente observó aquello que aqueja a las personas, es menester concluir que sus palabras tendrán eco en las conciencias de quienes escuchan.




Así lo hacen los políticos, pero también los curas y todos quienes deseen convencer con el discurso vacío de las palabras.




lunes, 9 de marzo de 2009

Plegaria para un cuervo






Quizás the raven sea el poema más conocido de Poe, pero esta plegaria no es por él.



Quizás las olas del océano de complejas historias y opiniones sabias que nacen de la cabeza del gran Cuervo López carescan de la parcialidad necesaria que sólo imprimen los anhelos del espectáculo nunca antes visto.



Espera Cuervo tranquilo que los amigos de armas y desarmas darán su beneplácito a tu vuelta triunfal. Para que el más terco de los próceres proclame a tu vuelta victoriosa el tan anhelado sic transit gloriae mundi! Y el sudor de la lucha divina por el dominio del espacio virtual termine por convencer a quienes viven confutatis maledictis flamis acribus adictis...



Naced de nuevo y esperad que la vida os corone con más vida.



Que esta plegaria de luz y sombra acompañe tus días y tus noches, esperando que el amanecer de un día más, te haga descubrir lo importante que has sido y que eres para muchos de nosotros. Hoy, cuando den las 12 de la noche, aquellos pletóricos de tanta compasión que hemos seguido tus pasos sin perder el hilo conductor del espacio, veneraremos tu nombre y junto a las hadas de la perdición por no creer en Él, sucumban y palidezcan ante tremendo espectáculo: ¡El cuervo ha resucitado de entre los vivos!



Pero no estés triste, porque la vida te espera y si no, la muerte acechará aquellos rincones del alma, eliminando los vestigios crueles del incesante palpitar de sensaciones y de emociones que nos hace cada día evitar y querer, al mismo tiempo, ese eterno descanso.



¿O acaso serán las horas interminables que embellecen tu recuerdo, aquellas inhumanas creaturas que desean tu vuelta?



Vuelve a nosotros, como cada día lunes en que nos dices qué hacer y despierta a los brazos de la sirena que despertó mis instintos para seguir luchando cada minuto, cada centímetro.
¡He dicho...!