martes, 18 de noviembre de 2008

Del Terramater, o del encuentro con uno mismo y los demás

¡Creanlo o no!
¡No es Pinochet el que canta junto a mí! Es un amigo de Santiago que estaba de paso por estos lares del infierno.
Y como no iba a ser fantasmal querer cantar en el salón del infierno, dantesco lugar de esparcimiento y revoltosa ambivalencia.
¡Terramater! Madre Tierra la que ha visto tu linaje y se ha encumbrado en los espacios más idílicos. Mezcla nauseabunda de ligera espuma, gasesosa y delirante, cargada de nostalgia pasajera y mundana.
¡Qué ironía, señores! - su anfitrión nos exclama. Con la expresión del bucólico esperar de la matinal canzona. otoñal, estival, ¡qué importa! Lo que realmente importa es su inmoral compañía.

Lejos han quedado las añoranzas y sueños devotos de quienes hemos formado la hermandad de sus jinetes. Extraño resuena en los oidos la palabra amable y el sincero paladar, de degustaciones alucinantes de la buena mesa siempre servil y abundante.

Jamás temo acercarme a sus riberas porque sé que en ellas encontraré el sosiego y la paz que mi alma de bohemio añora cada tarde cuando el sol comienza a dejarnos. Cuando la luna comienza su camino lento y espacioso con rumbos prefijados por la ironía del que ya se fue y nos dejó.

¡Cantad y vitoread los cánticos alegres de las musas! ¡Sí! De las diosas de la vida, la fertilidad y del egoismo intrínseco que lleva en ella la belleza. ¡Maldita seas belleza! La diosa palidese ante tamaña amargura y renace, al despuntar el crepúsculo y descender el manto de la hipocrecía. Allí, donde nadie se atrevió a contrariar al padre. Allí donde naciste solemne y impertérrito. Donde se rompió el silencio con llanto engañoso. allí, donde las luces del conocimiento se mezclaban con el humo emborrachante del eterno palidecer de una noche inacabable y, necesariamente, inaccesible. En ese lugar de infinita compañía, hoy y siempre anidan sus amigos y rondan los espíritus de aquellos que se han marchado. De aquellos a quienes Dios les dio una cita.

¡Terra, mi Terramater querido! ¡Como en Le Chat Noir y Silas no nos dejes de amar, porque en el corazón siempre estarás!

¡Créanlo o no, amigos! ¡Pero ese que aparece cantando, no es Pinochet!

2 comentarios:

campesina dijo...

es que si fuera Pinochet, qué rato que no serías mi amigo po...

besos con nostalgia...

elcuervolopez dijo...

Cólegaaaa, he visto que te gusta Wicker Park... ahhhh, me muero por ese final, los dos abrazaditos y el maravilloso tema de Cold Play sonando... snifff..