miércoles, 6 de agosto de 2008


Quiero compartir algo que descubrí hace unas semanas cuando una ex compañera de Colegio me envió unas fotos que su mamá tenía de mi madre...
Descubrí que fue joven alguna vez... y que se parece mucho a mi hermano menor, Rienzi... ¿Qué locura, no?
Por más que pienso en ella como mi mamá, sólo me embarga la tristeza de conocer más que algunas facetas de su vida.
Cierro los ojos y la pienso de niño... Respiro hondo para rescatar sensaciones a su lado y me es muy difícil.
¿Tan poco se puede saber de una persona?
¿Tan poco conozco a mi mamá?
Al escribir estas palabras, me doy cuenta que las emociones me desbordan y quiero llorar por todo el tiempo que ha pasado desde que soy mayor.
Me da rabia no saber más de esta mujer que el hecho malogrado algunas veces de haberme dado parte de la existencia.
Creo que con mi padre tengo más cercanía. Será porque siempre ha sido para mi la figura de autoridad, aquel que ponía las reglas y que aplicaba los castigos físicos.
Pero de mi madre, sólo sé que cantaba y que mi padre le prohibió seguir haciéndolo y que resolvió en su juventud acompañarlo en Rengo a pesar de las ofertas de trabajo en Santiago.
Estudió en la Universidad de Chile. Se tituló de "practicante" -profesión que hoy no existe y que comparte con sólo algunos.
Cuando hubo de cambiar al sistema de AFP, ella decidió seguir en el sistema antiguo y hoy recibe un poco más de dinero que mi padre. ¿Venganza? No creo, pero ¡qué buena decisión!
Mi padre siempre la trató como una ignorante, pero resultó ser más lista de lo que pensaba él. Parece que Einstein tenía razón cuando decía que existe sólo una cosa más infinita que el Universo y es la estupidez humana.
Su caracter es suave y su corazón es inmenso. Siento que no conocerla me pone un abismo que es tan difícil de remontar, pero al mismo tiempo, se convierte en EL desafío.
Nunca supe si nos defendió de mi padre cuando nos castigaba. Sé que llegaba cansada de su trabajo y que poco la veíamos. Tampoco veíamos mucho a mi padre. Lo que sí recuerdo es que hicieron muchos esfuerzos para estar a la hora de almuerzo con nosotros.
Mis hermanos Carlos, Rienzi y Paulina se llevan muy bien con ella. Conversan y creo que pueden conocerla un poco más. Sobre todo Carlos que siempre estuvo aguerridamente con ella.
Creo que mi padre la golpeaba, pero esos recuerdos dolorosos parecen haber desaparecido de mi memoria. Quizás para protegerme de las emociones encontradas que me pudieren producir hoy día.
Pienso que elegí el camino del conocimiento y de lo intelectual para escapar del influjo de las emociones. No podría soportar la idea de recorda a mi padre golpeando a mi madre.
Recuerdo que alguna vez le fue infiel a mi padre. Recuerdo las palabras de mi bisabuela que le reprendía la actitud, pero qué habrá sentido ella como mujer, no lo sé.
Si lo hizo, no la culpo ni la enjuicio, sólo admiro esa capacidad que tuvo para sobreponerse a sus decisiones en la vida.
Creo que los seres humanos no estamos en la tierra para un fin sobrenatural ni trascendente como pensaba Unamuno. Creo que somos parte de la naturaleza que nos rodea y que en ese pequeño instante que pasamos por el mundo, debemos hacer todo aquello que podamos porque se trata de sólo un momento.
No sé qué es primero, si la vida o la muerte, pero la verdad es que no tiene importancia. Seremos recordados por aquellos a quienes amamos y por aquellos con quienes compartimos un buen momento. Dios no existe... Es una mentira. Es un gran concepto. Es una idea genial, pero no es nada más. El alma que llaman tampoco existe.
Sólo existen los hombres buenos decía Maritain.
Pienso que las religiones son formas de dominación política y que el miedo es el mejor instrumento para gobernar.
Este volón es un invento, porque mis palabras no logran llenar el enorme vacío que siento cuando pienso en la tremenda mujer que debe ser mi madre y cuya historia se comparte con la mía desde que nací.
Quizás Neo en la Matrix tenga una mejor visión del mundo. No lo sé. Sólo siento que por más que sé de él, menos sé de mi mismo. ¡Qué locura, verdad!

lunes, 4 de agosto de 2008




¿Y si tuviera que ponerle música a mis poemas? ¡Qué buena pregunta!


¿Sabes campesina? No le pondría música de otros por muy buenos que ellos sean.


Pero te cuento que cada uno de ellos tiene música incidental al piano. Las piezas está compuestas y garabadas en cinta, mas no escritas en el papel, por la falta de tiempo.


Quisiera trabajar en el papel, pero el tiempo y las ganas no me alcanzan.


Como cuando dijiste que me darías las observaciones al cuento y todavía nada... jejeje.


Lo único que puedo decir es que las piezas son hermosas y no es que lo diga yo, pero me salieron lindas. No son rebuscadas y tan sólo son. No puedo escapar al influjo de la tonalidad con algunos rivetes de nostalgia post romántica y atisbos de síntesis rusa o soviética.

Que no se mal entienda que la música debe revolver el estómago y producir las más increibles sensaciones de placer.

Sí, porque la música produce un placer impresionante. Las armonías más que las melodías logran el efecto de hacernos sentir felices o tristes con una precisión que asombra.

¿Contesté, campesina, tu pregunta?