martes, 16 de diciembre de 2008

En busca de la Tierra de Sombras

Me encantaría saber de la Tierra de Sombras.
"Vivimos en una tierra de sombras. El sol siempre sale en otro lado" (C.S.Lewis). Cada cuarto de siglo, la pregunta surge solitaria: ¿veremos el sol alguna vez?
No con esa luz que encandila, sino con esa luz que ilumina el mundo, que advierte de la maldad de los seres humanos y de la bondad de otros cuya existencia está marcada por un ideal volteriano de sensatez.
La tierra de sombras se cierne sobre la naturaleza del hombre, creando mundos que no son, entornos que el propio Heidegger se querría. ¿Por qué no? Si la diversidad canaliza los sentires que otrora fueran vendabal de ilusiones desmedidas y de vertiginio engañoso que ocultaba cada centímetro de verdadera sensatez. Hoy no existe la visión más que en palabras sombrías. No existe más que en la imaginación maloliente de mentes que se juran brillantes, pero que no anidan sin el sentimiento pétreo de una visión obstusa y fugitiva a la vez. La visión de la nada, da paso a la diversidad del todo, pero mal entendida, porque crea confusión en las almas de los justos.
Los procesos de migración de capitales hacia las arcas pletóricas de riqueza desmedida, se contrastan con la pobreza de la razón sin razón, de la pasión sin pasión, del deber por el deber mismo.
Ignoro como terminará. Ignoro como empezó. Lo que sé es que un día de estos nos veremos las caras otra vez peleando por migajas. Por intervalos de pueril terrenidad. Por instantes de fulgor impercedero y rabia amontanada por años de consolación.
Y mi rabia llega al cielo y desemboca en las llanuras de la piedad, circunstancia moribunda en las bocas de quienes desean el mal por el bien de pocos. No sin amor quisiera el hombre creer. Creer más allá de la razón y de la sin razón.
Más allá, quizás, de la misma vida o de la misma muerte. Lo cierto es que más allá de, tal vez, el más allá.
Y el juego de las palabras me hace recordar aquellas tardes impábidas, llenas del glamour y la sensual inmolación de las bocas hambrientas de palabras necias y de frases incompletas que no llegan al alma del hombre que escucha.
Y no escucha porque tiene miedo de que esas palabras hagan de su vida un sin sentido, aunque Wittgenstein quiera decirnos que ello es posible sin palabras.
¡Quiero vivir en la tierra de sombras! Quiero marchar sobre los campos de batalla de las ideas constructoras de la piedad y al mismo tiempo sumergirme en las verdes estepas rodeadas de lábil quietud.
Mas ahora, no quisiera ver la luz, aunque ello acostumbre mis ojos a la oscuridad nítida y a la vez miserable, que me conduzca por esa tierra sin necesidad de abrir mis ojos.

jueves, 27 de noviembre de 2008



Casi nació...


Hoy es un día de tristeza para las personas, pues el Congreso Nacional -magro escenario de los motines políticos-, ha negado existencia al defensor de los derechos del pueblo ante los abusos de los órganos y agentes del Estado.


El parlamento ha informado: "La iniciativa legal, que buscaba resguardar los derechos de las personas ante actos u omisiones de los órganos estatales y privados responsables de la satisfacción de las necesidades públicas, recibió 64 votos a favor, 26 en contra y 6 abstenciones. Por tratarse de una reforma constitucional requería 3/5 (71 votos) para ser aprobado".


Es decir, necesitó de 71 insignificantes votos para nacer y servir a este país que necesita tanto ser escuchado. Insignificantes son quienes no votaron o si lo hicieron, fue en contra.


Ojalá que el pueblo castigue a aquellos que votaron en contra y la noticia se extienda por todo el país, pues ese engendro de la política no merece ser legislador. No merece el calificativo de honorable quien vota en contra de una figura tan significativa para las personas.


Estoy abatido por la noticia. Esperaba que surgieran voces importantes en esta temática, pero mi espera fue en vano. No se logró el quorum.


Valga este comentario como una arenga en contra de quienes componen en esta época la legislatura que ha pasado de ser honorable a ser moralmente reprochable.


No basta con aprobar proyectos de leyes retrógradas que dejan contentos a unos pocos y sin embargo, dejan en la indefensión a los muchos que hacen del día a día una forma honesta y paupérrima de vida en este país.


Mi enojo va hacia esos que se dicen demócratas, pero que ven en la figura del defensor del pueblo una especie de amenaza a sus propios intereses.


Ya lo fue una vez la reforma procesal penal que creó la figura de los fiscales del Ministerio Público, institución que ha demostrado ser la más genuina y evolutiva señal de progreso en materia de derechos humanos.


¡Sí, de los derechos humanos, válgame!


El fiscal arremetió con fuerza en un mundo en el que todas las conductas humanas deben regirse por normas éticas que guarden consonancia no sólo con normas estáticas como las constitucionales, sino que con aquellas normas de convivencia social, tan necesarias hoy en un mundo que por globalizado, ha permitido el genocidio de las ideas.


Mientras debatimos acerca de la inconveniencia o no de aceptar el 10% de reajuste salarial -que lo único que crea es una presión inflacionaria desmedida-, dejamos de lado el imperativo categórico que la ciudadanía de este país le ha concedido a quienes legislan cada cuatro años.


Los culpables somos nosotros mismos, pues nos dejamos gobernar por gente que prefiere jugar a la pelota, que apoya movimientos que van en su propia y descomunal interés -reajuste del sector público-, que vota en contra de proyectos emblemáticos para las personas.


Se envía una señal de vanal esperanza a quienes luchan día a día, a quienes de mortifican día a día por sus hijos, a quienes renuncian cada cuatro años a un poco de su restringida libertad para ver concretados sus sueños y que no son retribuidos con cuestiones tan simples como la escucha activa.


Sólo hay que fijarse en el ratting que obtienen los canales de televisión cuando pasan programas de escucha activa o en los cuales se imparte una justicia televisiva a miles de personas que van a esos programas a exponer sus cotidianos problemas.


¿Qué hermoso sería que existieran juzgados de esa naturaleza en nuestro país? Con jueces elegidos por los propios ciudadanos cada 4 o 5 años.


Esto triste y desbordante de improperios y groceros pensamientos hacia esos personajes de cabaret que cada semana dicen trabajar para quienes los eligieron, pero que demuestran todo lo contrario y aún peor, que sólo trabajan para sí mismos.


¡Cómo los odio!

martes, 18 de noviembre de 2008

Del Terramater, o del encuentro con uno mismo y los demás

¡Creanlo o no!
¡No es Pinochet el que canta junto a mí! Es un amigo de Santiago que estaba de paso por estos lares del infierno.
Y como no iba a ser fantasmal querer cantar en el salón del infierno, dantesco lugar de esparcimiento y revoltosa ambivalencia.
¡Terramater! Madre Tierra la que ha visto tu linaje y se ha encumbrado en los espacios más idílicos. Mezcla nauseabunda de ligera espuma, gasesosa y delirante, cargada de nostalgia pasajera y mundana.
¡Qué ironía, señores! - su anfitrión nos exclama. Con la expresión del bucólico esperar de la matinal canzona. otoñal, estival, ¡qué importa! Lo que realmente importa es su inmoral compañía.

Lejos han quedado las añoranzas y sueños devotos de quienes hemos formado la hermandad de sus jinetes. Extraño resuena en los oidos la palabra amable y el sincero paladar, de degustaciones alucinantes de la buena mesa siempre servil y abundante.

Jamás temo acercarme a sus riberas porque sé que en ellas encontraré el sosiego y la paz que mi alma de bohemio añora cada tarde cuando el sol comienza a dejarnos. Cuando la luna comienza su camino lento y espacioso con rumbos prefijados por la ironía del que ya se fue y nos dejó.

¡Cantad y vitoread los cánticos alegres de las musas! ¡Sí! De las diosas de la vida, la fertilidad y del egoismo intrínseco que lleva en ella la belleza. ¡Maldita seas belleza! La diosa palidese ante tamaña amargura y renace, al despuntar el crepúsculo y descender el manto de la hipocrecía. Allí, donde nadie se atrevió a contrariar al padre. Allí donde naciste solemne y impertérrito. Donde se rompió el silencio con llanto engañoso. allí, donde las luces del conocimiento se mezclaban con el humo emborrachante del eterno palidecer de una noche inacabable y, necesariamente, inaccesible. En ese lugar de infinita compañía, hoy y siempre anidan sus amigos y rondan los espíritus de aquellos que se han marchado. De aquellos a quienes Dios les dio una cita.

¡Terra, mi Terramater querido! ¡Como en Le Chat Noir y Silas no nos dejes de amar, porque en el corazón siempre estarás!

¡Créanlo o no, amigos! ¡Pero ese que aparece cantando, no es Pinochet!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Hola mis amigos.
Necesité aire el mes pasado y por lo visto este blog me lo ha proporcionado, y en grandes cantidades.
Cabe hacer notar, sin embargo, que en mis horas de júbilo no escribo ni una parola.
Pensaba en la gran cantidad de veces que he tratado de escribir algo serio y la verdad es que no se qué sucede con la inspiración. No llega. No se queda.
Hoy quiero hablar de un tema escabroso y muy sabroso a la vez: dios.
¡Sí! ¿Por qué no?
Hace un par de días leí algo de una blogista venezolana (Martine) acerca de la religión y de lo que ella denomina "Dios" -con mayúscula-.
Existe hoy en día una suerte de anima temoris respecto del tema que cala los huesos. Su poder es inconmensurable como así es también su bondad.
Lo cierto es amigos míos de que en realidad, ese ser no existe. Es una invención del hombre. Una forma de dominación política y no contingente.
Se habla de él, pero nadie le conoce. Característica que comparte con Zeus, Júpiter, el Legislador, etc.
Un ser espiritual y superior.
¿Superior? Creo que es inevitable concebirlo como tal ya que resulta la única forma de rendirle culto. Como pasa en la arquitectura que hace que un espacio común y silvestre se convierta en un templo de adoración de ese ser superior. Qué decir de aquellas bóvedas de iglesias medievales en las que el sonido debe retumbar en las conciencias de los hombres.
Debe ese ser ser superior en todo sentido. De hecho, esa invisibilidad es parte de su superior naturaleza y es por ello que nadie se atreve a impugnar su existencia.
Se duda de ella, pero es improbable.
Algunos la aceptan así sin más, pero hay de quien ose atacar esa divinidad, pues lo más seguro es que pierda la vida en el intento. Mayor razón si el dios impugnado es musulmán. Se pone precio a la cabeza como si se tratara de un circo.
Tal vez el ser supremo se moleste por ello. No sé. Lo cierto es que le tememos a aquello que desconocemos.
¿Y si todo es un invento, por qué habríamos de temer?
¿Espiritual? La razón de la espiritualidad del ser tiene que ver con conexiones químicas que se producen en nuestro cuerpo y que de alguna forma transmitimos como las feromonas.
No hablo de que la espiritualidad del ser superior sea una feromona, pero bien puede ser sólo química o física, electricidad.
Esto del espíritu santo me viene a la mente como aquella compleja parte del evangelio que transforma el ser mortal de Jesús, el maestro, el hombre, en la divinidad que hoy conocemos.
La verdad es que me parece un grave error -no cometido por los musulmanes que nunca han criticado la humanidad de Mahoma, su profeta-.
Jesús no puede ser hijo de dios, porque ello atenta contra la lógica de la naturaleza humana que debe esperar 9 meses nacer, hacerlo de mujer y haber sido concebido en una combinación de genes a nivel sexual.
¡Somos animales sexuados! ¿Por qué debemos creer que Jesús no lo era?
El tema recuerda a los romanos y su culto por lo divino. Recordemos que fue Tiberio quien inauguró el culto por la divinidad del cesar, del emperador.
Si la Iglesia se refugió en los emperadores, ¿por qué el culto de dios no puede ser de la misma especie?
Ahora, ¿para qué hacerlo? Es evidente que como una forma de dominación política.
La religión no es más que el opio del pueblo. La Historia material del hombre es por sobre todo, la Historia de las luchas fratricidas por el poder hegemónico del mundo, entendido esto último en la acepción griega de la palabra.
Sin la religión es sin duda la forma de dominación más eficiente que existe, por cuanto involucra la imaginación del ser humano en su enorme potencial, la cual unida al miedo, resulta ser el producto más eficaz que existe para controlar a las personas.
De hecho, existen intentos históricos de controlar las mentes de personas al servicio de un solo poder de mando.
Todos quisiéramos ese poder, pero no es connatural al hombre sino propio del conocimiento adquirido o impuesto.
¿Y por medio de qué instrumento se logra ese efecto tan perturbador? Mediante la educación.
Educar es un acto de amor, he dicho siempre. Sin embargo, cuando ese acto se convierte en una forma inicua de modelar las mentes dirigiéndolas hacia la servidumbre y la total sumisión, me parece que se cumple el objetivo de esa dominación: controlar las conciencias.
La religión suele tener ese fin, cuyos medios se encuentran engarzados con el miedo y el terror.
De hecho, ser protestante en Francia en el siglo XVII era pecado mortal.
La colonización de América en nombre de ese dios fue sangrienta.
Ante el Nazismo, la Iglesia no hizo nada.
Ejemplos los hay por miles, pero hay sólo una conclusión posible: el acceso al poder admite toda forma de dominación. De hecho, los estados pontificios fueron defendidos con fusiles y cañones.
Las cruzadas son la muestra palpable de aquel intento fallido de influir en los musulmanes con la captura de Jerusalén.
¡Qué les dio a los cruzados con Jerusalén! Esas cinco cruzadas pertenecen al género de la depravación y la desidia, del terror y del terrorismo.
Cuando Alejandro magno- cruza los límites de la Persia de Darío, se encontró con civilizaciones que no pudo dominar o controlar, falleciendo en el intento.
Hoy, cuando todo se encuentra globalizado, debemos darnos cuenta también de que tenemos una gran ventaja respecto de Alejandro: podemos conocer al otro sin tener que dominar o ser dominados.
La pregunta por ahora es: ¿estás dispuesto a vivir sin temor? Tarea difícil, pero no imposible.

miércoles, 1 de octubre de 2008



Hoy me siento miserable. Nada escribí en septiembre porque era septiembre, el mes de la patria.


Me siento así porque debo decidir entre vivir encerrado entre cuatro paredes. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, sin poder ver siquiera a mis amigos.


Esta situación me hace recordar lo que era vivir con mis padres cuando era niño y adolecente. Hay veces que me siento prisionero de mis decisiones y de mi falta de visiòn futura.


Sé que el futuro no existe y que se va construyendo día a día, pero esa angustia de no saber cuando tomas una decisión es correcta o no.


Me siento terrible y Sinatra no ayuda en este asunto. Parece que night and day es sólo una bonita canción.


Ah, vida mía, qué hice mal para merecer lo que vivo.


¿Se puede ser feliz alguna vez? ¿O se vive hasta que se muere en completa soledad? ¿Es tan malo estar solo?


Si desisto de este intento de tener una familia funcional, ¿qué pasará con mis pequeños? ¡Ese es mi lamento! ¿Podrá mi pequeño Mati perdonar a su padre por no querer vivir la vida de su madre? ¿Qué puedo hacer, oh, espíritu mío? La angustia y la desesperación me carcomen las energías.


¡Quiero ser un poquito feliz! ¿Acaso es mucho pedir?


¿Y si después mis hijos me desprecian por querer ser libre? Por querer vivir mi propia y desdichada vida.


¡La amo! Pero no puedo vivir con ella... Sin ella, glup, no sé...


¿Existe la felicidad? Ese estado ancioso de poner la cara al viento y sentir como se desliza por tu cara ¿o es sólo une mirage?


Sigo pensando que existen momentos. Sólo eso. Momentos...


¿Cómo decido sin dañar a otros?


¿Cómo decido sin dañarme?


¿Dejo contentos a todos? ¿Renuncio a la vida? Podría hacerlo. Así, no tendría que escuchar el reproche.


Te quise, te quiero y te querré. Pero qué infeliz seré si sigo en lo mismo.


Alguien me dijo una vez: "a veces siento que no te dejo volar, que necesitas ser libre". No sé si se refería a esta sensación de encontrarme atrapado y sin poder salir de mi miseria.


Quizás esta páginas sean todo lo que finalmente tenga. Páginas que escuchen mi lamento y no me responda por temor de aconsejarme mal.


¿Qué haría sin las palabras¿ ¿Callar? No lo creo. Mi boca se cierra con fuerza apretando los labios, comiendo mis dientes cada palabra que escribo como si pudiera liberarme con esa energía.


Dicen también que somos seres de luz... No lo sé, ni me interesa. Soy agnóstico y cada día más convencido de que tengo razón en mi manera de ver el mundo.


¿Qué hago? ¿Espero a la muerte en el oficio que amo, con los libros que leo y con la música que escucho?


¿La espero y hago como que no la he visto? ¿Ingiero píldoras indoloras que hagan dormir el sueño eterno para no tener que despertar mañana en esta miserable vida que llevo?


¿Dónde ir? No hay salida. ¿No hay salida?


Y si la hay, ¿cómo la encuentro? ¡Siga la flecha, señor!


¡Corazón delator!


¿Qué hay de malo en beber, comer y hacer el amor? ¿Hay placer después de la vida? No, claro que no. Nada existe más allá ni más acá de la vida, porque sólo eso somos. Cicerón tenía razón, no hay placer después de la muerte. Volvemos al estado del que salimos y eso es todo.


No hay que ser un genio para saberlo. Cada instante que vivimos puede ser el último y eso, mis amigos, ¡que terrible es!


Nada parece despreciar más la idea de vivir que la idea de morir.


Por eso, hoy más que nunca: ¡muero de no poder morir!


¿Qué hago? ¿Sienten mi desesperación y mi dolor?


Si hay alguien allí que no sea Mulder o Scully, ¿quisiera ayudarme? Lo necesito. Necesito respirar y para ello debo decidir entre "morir en vida" o ¡vivir vivir! ¡Escuchan mi grito desesperado y ahogado!

¡Oh, Jinetes del Acopalipsis, cuánto os extraño!

Firma, el que muere un poco cada día...

miércoles, 6 de agosto de 2008


Quiero compartir algo que descubrí hace unas semanas cuando una ex compañera de Colegio me envió unas fotos que su mamá tenía de mi madre...
Descubrí que fue joven alguna vez... y que se parece mucho a mi hermano menor, Rienzi... ¿Qué locura, no?
Por más que pienso en ella como mi mamá, sólo me embarga la tristeza de conocer más que algunas facetas de su vida.
Cierro los ojos y la pienso de niño... Respiro hondo para rescatar sensaciones a su lado y me es muy difícil.
¿Tan poco se puede saber de una persona?
¿Tan poco conozco a mi mamá?
Al escribir estas palabras, me doy cuenta que las emociones me desbordan y quiero llorar por todo el tiempo que ha pasado desde que soy mayor.
Me da rabia no saber más de esta mujer que el hecho malogrado algunas veces de haberme dado parte de la existencia.
Creo que con mi padre tengo más cercanía. Será porque siempre ha sido para mi la figura de autoridad, aquel que ponía las reglas y que aplicaba los castigos físicos.
Pero de mi madre, sólo sé que cantaba y que mi padre le prohibió seguir haciéndolo y que resolvió en su juventud acompañarlo en Rengo a pesar de las ofertas de trabajo en Santiago.
Estudió en la Universidad de Chile. Se tituló de "practicante" -profesión que hoy no existe y que comparte con sólo algunos.
Cuando hubo de cambiar al sistema de AFP, ella decidió seguir en el sistema antiguo y hoy recibe un poco más de dinero que mi padre. ¿Venganza? No creo, pero ¡qué buena decisión!
Mi padre siempre la trató como una ignorante, pero resultó ser más lista de lo que pensaba él. Parece que Einstein tenía razón cuando decía que existe sólo una cosa más infinita que el Universo y es la estupidez humana.
Su caracter es suave y su corazón es inmenso. Siento que no conocerla me pone un abismo que es tan difícil de remontar, pero al mismo tiempo, se convierte en EL desafío.
Nunca supe si nos defendió de mi padre cuando nos castigaba. Sé que llegaba cansada de su trabajo y que poco la veíamos. Tampoco veíamos mucho a mi padre. Lo que sí recuerdo es que hicieron muchos esfuerzos para estar a la hora de almuerzo con nosotros.
Mis hermanos Carlos, Rienzi y Paulina se llevan muy bien con ella. Conversan y creo que pueden conocerla un poco más. Sobre todo Carlos que siempre estuvo aguerridamente con ella.
Creo que mi padre la golpeaba, pero esos recuerdos dolorosos parecen haber desaparecido de mi memoria. Quizás para protegerme de las emociones encontradas que me pudieren producir hoy día.
Pienso que elegí el camino del conocimiento y de lo intelectual para escapar del influjo de las emociones. No podría soportar la idea de recorda a mi padre golpeando a mi madre.
Recuerdo que alguna vez le fue infiel a mi padre. Recuerdo las palabras de mi bisabuela que le reprendía la actitud, pero qué habrá sentido ella como mujer, no lo sé.
Si lo hizo, no la culpo ni la enjuicio, sólo admiro esa capacidad que tuvo para sobreponerse a sus decisiones en la vida.
Creo que los seres humanos no estamos en la tierra para un fin sobrenatural ni trascendente como pensaba Unamuno. Creo que somos parte de la naturaleza que nos rodea y que en ese pequeño instante que pasamos por el mundo, debemos hacer todo aquello que podamos porque se trata de sólo un momento.
No sé qué es primero, si la vida o la muerte, pero la verdad es que no tiene importancia. Seremos recordados por aquellos a quienes amamos y por aquellos con quienes compartimos un buen momento. Dios no existe... Es una mentira. Es un gran concepto. Es una idea genial, pero no es nada más. El alma que llaman tampoco existe.
Sólo existen los hombres buenos decía Maritain.
Pienso que las religiones son formas de dominación política y que el miedo es el mejor instrumento para gobernar.
Este volón es un invento, porque mis palabras no logran llenar el enorme vacío que siento cuando pienso en la tremenda mujer que debe ser mi madre y cuya historia se comparte con la mía desde que nací.
Quizás Neo en la Matrix tenga una mejor visión del mundo. No lo sé. Sólo siento que por más que sé de él, menos sé de mi mismo. ¡Qué locura, verdad!

lunes, 4 de agosto de 2008




¿Y si tuviera que ponerle música a mis poemas? ¡Qué buena pregunta!


¿Sabes campesina? No le pondría música de otros por muy buenos que ellos sean.


Pero te cuento que cada uno de ellos tiene música incidental al piano. Las piezas está compuestas y garabadas en cinta, mas no escritas en el papel, por la falta de tiempo.


Quisiera trabajar en el papel, pero el tiempo y las ganas no me alcanzan.


Como cuando dijiste que me darías las observaciones al cuento y todavía nada... jejeje.


Lo único que puedo decir es que las piezas son hermosas y no es que lo diga yo, pero me salieron lindas. No son rebuscadas y tan sólo son. No puedo escapar al influjo de la tonalidad con algunos rivetes de nostalgia post romántica y atisbos de síntesis rusa o soviética.

Que no se mal entienda que la música debe revolver el estómago y producir las más increibles sensaciones de placer.

Sí, porque la música produce un placer impresionante. Las armonías más que las melodías logran el efecto de hacernos sentir felices o tristes con una precisión que asombra.

¿Contesté, campesina, tu pregunta?

martes, 29 de julio de 2008


He aquí algunos pequeños poemas de amor de mi pequeño librillo de poemas intitulado "pequeños poemas de amor", sin ir más lejos...


Uno
¿Y cómo estás?
Es tarde en la ciudad y el silencio de la noche se cierne sobre el inclemente sosiego de las olas de arena q soplan sobre ella.
Y tú estás en la ciudad...
Y yo estoy en la ciudad...
¡Valga la pena encontrarte en algún rincón del corazón!

En un soplido de esperanza y de pasión reprimida
te encuentro en mis sueños...

Te veo en los senderos de un paraíso terrenal.
¡Y ay de mí!

El pálpito del corazón se mezcla con el olor nauseabundo del deseo.
Sí "amiga" estoy contigo y estás en mí cada día,
en cada instante, en cada momento, en cada parada que hago en la vida,
en cada insinuación desvestida, en cada ruego y en cada lamento.

Vuelve la noche y tu cara se enciende con la luz de la luna mediana.
¿Acaso será que mi corazón te quiere amar?

DOS
Cierro mis ojos e imagino el mar.
Cierro mis ojos e imagino las montañas.
Cierro mis ojos y puedo sentir tu aroma.
Cierro mis ojos y puedo escuchar tu voz.

Cierro mis ojos y puedo verte caminar.
Cierro mis ojos y por un instante percibo el olor de la lluvia caer.
Cierro mis ojos y el sonido de tu voz se me aparece.

¡Abro los ojos y estás tú!
¿Cómo podría cerrarlos de nuevo?

TRES
Ojos tristes de mirada perdida... a veces.
Ojos tiernos de inquietante silencio... a veces.
Ojos bellos de soledad impenetrable... más veces.
¿Qué de tus ojos no se atreven a ver en los míos?
¿Se atreven o no se atreven a mirar?
¿Es cada día un invento del cielo para dejarte de mirar?
¿Es la noche el instante perfecto para tu belleza develar?
No lo sé...
Y no me importa, porque en la profundidad del alma
yace moribunda y enfurecida a la vez
aquella esperanza sufrida
aquella que el día anterior ha muerto,
aquella que el día de hoy despierta,
para decirte que está ahí,
que muere por tí.
Como Teresa en el mundo inmaculado del derrotero de europa,
yace y sólo vive en el corazón de los descorazonados,
en el húmedo invierno de un mundo ignorado.
Quisiera verte en la penumbra,
porque sólo así desnudarías tu alma,
ese valle profundo que no desea morir.

viernes, 18 de julio de 2008

Mis amigas me han convencido sin decir nada


Mis amigas tienen blogs, ¿por qué yo no?
Quiero pensar que mis pasares por territorios ignotos tienen algo de aventura. ¿Ven lo que cargo en mi mano?
No sé qué pueden tener esos pasares, son simples pasares.
Es viernes y escucho a Paganini y sus 24 caprichos. Rachmaninoff orquestó el número 24 y le quedó hermoso. Tanto así, que una de las partes más hermosas es la melodía al revés del capricho. ¡Madness!
Alguien dijo una vez que esas piezas tienen algo del hombre que las compuso.
Pero los caprichos son artículos femeninos, ¿por qué alguien que no fuere mujer podría decirlo?
¿Acaso las alocadas melodías suenan como el eco de una personalidad que no quiso extinguirse?
¿Acaso esas armonías rebuscadas que buscan aquello que no se puede buscar en su época, le marcan a morir?
¿Busca algo acaso? ¿Buscará algo que no sea la inmortalidad? Pasar más allá de la muerte...
Unamuno así lo decía.
¡Qué puedo decir de los conciertos para violín! Son una maravilla...

Je mere de ne puvoir morir


Quizás el grito deseperado de mi musa fue aquel del que jamás pudo escapar: no quererse a sí misma...
"¡Me muero! Al decirlo no experimento emoción alguna, por el contrario, me inclino curiosamente a contemplar el hecho como si se tratase de un desconocido.Si tuviera la capacidad de estudiar el fenómeno, podría asegurar que es mi conciencia la que ha desaparecido debilitando mis sensaciones corporales, hasta hacerme creer que el cuerpo sólo vive por recuerdo.No hay médico en el mundo que diagnostique mi mal; histeria, dicen unos, otros hiperestesia. Palabras, palabras, ellas abundan en la ciencia.Al escribir estas páginas una fuerza sobrenatural me ordena que imprima en ellas un nombre. ¡No, no lo diré, me da miedo!Cuando aparece este nombre en mi círculo nebulosos, se levantan mis manos con lentitud profética y fulguran bajo la noche con estremecimientos sagrados.¿Me muero estando ya muerta, o será mi vida muerte eterna...?" Madrid